El peligroso fenómeno del aquaplaning consiste en la pérdida gradual de contacto entre el neumático y la superficie de la calzada, provocada por la entrada de una delgada capa de agua, de espesor superior a medio milímetro, entre ambos. Al incrementar la velocidad del vehículo, el agua no puede ser desalojada velozmente por el frente del neumático hacia el exterior de su huella, ni expulsada por las acanaladuras del dibujo del mismo, por lo que la presión sobre su base comienza a aumentar. Si el agua no es desalojada hacia el exterior de la huella, se introduce entonces entre el neumático y la calzada, levantando literalmente la rueda.
¿Qué hacer?
- No aumentes la velocidad
La desesperación puede llevarte a pisar el acelerador para ‘supuestamente’ pasar más rápido el tramo mojado, pero grave error. El aquaplaning es más intenso cuando circulas a mayor velocidad. Así que ni lo pienses.
- No girar el volante bruscamente
Notarás el aquaplaning cuando percibas una sensación ‘flotante’ al volante. No te desesperes. Girar el volante de un lado a otro sin respuesta puede resultar intimidante, pero no ayudará a recuperar la dirección. Solo mantenlo firme y estate listo a maniobrar ni bien sientas nuevamente la adherencia.
- Pisa el embrague
Cuando salgas del charco de agua que está provocando el aquaplaning, las ruedas volverán a ‘agarrarse’ al asfalto, y lo harán con la tracción del motor. Si tu vehículo avanza descontrolado esto puede tener un efecto fatal. Al pisar el embrague, librarás a las ruedas de la potencia del propulsor.
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